T A R O T
HAIETT CHOUHAN

DISCREPANCIAS HOMBRES Y MUJERES
No es un misterio que la comunicación entre personas de diferente sexo muchas veces (demasiadas) se torna en algo imposible. Y más, cuando nos referimos concretamente a las relaciones sentimentales.
Hay una clave muy clara, “ES QUE SOMOS DIFERENTES”. En ocasiones hablando en este momento desde el punto de vista femenino, que nos sentimos frustradas, incomprendidas e incluso abandonadas, en medio de una conversación o discusión donde tenemos la necesidad imperiosa de hacer entender al hombre (en este caso) que es lo que nos afecta y no nos gusta.
Tenemos que tener claro primeramente, que al hombre no le gusta discutir, no sabe discutir y por regla general, acabará haciendo un escapismo que nos va a irritar más. Eso no quiere decir, mis queridas damas, que al hombre no le interese lo que tu le estás diciendo, simplemente que le supera ese acto en sí y todo lo que conlleva enfrentarse a una mujer.
Nosotras por nuestra condición innata de madres, abogamos mucho a la razón y a tener la necesidad de explicar concienzudamente el problema en cuestión. Sin embargo el hombre es principio y final, no existe esa parte intermedia, pero no es una cuestión de falta de inteligencia, es simplemente el pragmatismo con el que el hombre se rige.
Ejemplos:
Imagínate que acabas de tener una discusión con tu pareja, tu ves las cosas de una manera y él de otra, insistirás en que entienda tu punto de vista y el hombre en ese momento sólo estará pensando como zanjar rápidamente esa situación que le incomoda, podría actuar dándote un beso, gritando o lo más común que es yéndose. Esto lo hace para calmar sus nervios y tratar de encontrar su centro, claro que en ese momento, tu piensas, “y el tío coge y se va…..”. ¿Qué sucede a partir de ahora? Te cabreas o lloras o te desesperas. Pues mal hecho.
Lo que debes hacer es retirarte tu también, encontrar tu centro y esperar, con ello quiero decir que no debes de llamar, ni escribir, tan sólo esperar….. El mayor enemigo en ese momento de conflicto es el silencio.
Cuando el hombre vuelve, pasado “x” tiempo, tu primera reacción es,“Éste se va a enterar”, y ahí no tenemos en cuenta algo importante: que cuando un hombre regresa, aunque no te pida disculpas en primera instancia, está diciendo en silencio, lo siento. ¿Cómo deberíamos comportarnos ante esto?. No con frialdad, ni enfado, simplemente escúchale, deja que se exprese y comprobarás que desde la calma llegará el equilibrio.
Esto es un simple ejemplo para facilitar las discordias entre ambos sexos.
Haiett Chouhan
